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Hábitos combinados

Actualizado: 31 dic 2021

A qué denominamos un hábito?..., podríamos decir que es el resultado de una acción que repetimos frecuentemente de forma automática. Muchos de esas acciones que realizamos día tras día, son actos que desarrollamos sin programación previa, actos mecánicos, grabados en nuestra rutina, y por lo tanto no requieren que les prestemos atención o esfuerzo para llevarlas a cabo, simplemente son parte de nuestra rutina.



Por otra parte, hay otras acciones que nos obligamos a llevar a cabo, persiguiendo buenos fines para nuestra vida. Uno de esos hábitos que intentamos ejercer, puede ser el de la alimentación saludable, a los fines de tener mejores condiciones físicas.


Basados en ese propósito buscaremos una dieta, seguramente acorde a nuestras metas, con características que se ajusten a nuestras características físicas, cronológicas, de salud, entre otras . Pero aunque la alimentación es un factor muy importante, tanto para nuestra salud como para nuestro aspecto físico, hay otros elementos, que podemos combinar a este sumando mayor potencial de rendimiento, como por ejemplo la actividad física. Podríamos decir entonces, que una correcta alimentación junto con el deporte, constituyen dos hábitos que se amalgaman de manera perfecta como rutinas en nuestra vida.


¿Cómo ayuda el ejercicio físico a determinar nuestra composición corporal?. Al parecer cuanto más ejercicio haces más eficiente es la regulación del apetito, porque entre otras cosas, se producirán adaptaciones que conllevarán un gasto energético superior. Es por eso que la actividad física, es una herramienta determinante para mejorar la composición corporal. Pero es claro que solo con dieta no basta, si estamos buscando algo más que la delgadez, deberemos trabajar ambos componentes juntos.


El ejercicio facilita el control del peso, en parte a través de los efectos sobre la regulación del apetito, mientras que en episodios aislados de ejercicio no se han observado estímulos compensatorios sobre el apetito, la evidencia sugiere que el entrenamiento crónico puede modificar los mediadores subjetivos y homeostáticos del apetito en direcciones asociadas con una mayor saciedad inducida por las comidas.


Podemos decir, que las personas con niveles altos de actividad física habitualmente pueden ajustarse mejor a la ingesta de energía, el papel continuo del ejercicio puede resultar una estrategia para inducir déficits energéticos a corto plazo, independientemente de la adiposidad y el sexo, así como la capacidad del ejercicio para influir positivamente en el equilibrio energético a largo plazo. Hay muchos estudios que dan evidencia científica en torno a los efectos agudos y crónicos del ejercicio sobre el apetito, la ingesta de energía y las respuestas hormonales relacionadas con el apetito.


Como siempre decimos para hacer de estos hábitos, actos virtuosos en nuestras rutinas, es necesarios asesorarse con profesionales que nos ayuden a combinar ambos, la alimentación y el deporte, como piezas complementarias que nos aporten una mejor calidad de vida y mayores beneficios -

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