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Teletransportadores

Pensaba en estos días en lo distantes que nos quedaron algunas cosas, no sólo en términos de tiempos, si es que lo asociamos a planes o proyectos, sino también a afectos, a costumbres, a nuestra vida social, y sobre todo a la aventura de viajar.

Algunas cosas supongo estamos aprendiendo a reconstruirlas de otra manera, nos adaptamos a las tecnologías como vehículo para estar cerca, para trabajar, para conectar, para seguir con nuestras rutinas. Antes estaban pero eran un complemento, hoy se transformaron en la única salida para seguir enlazados al mundo y a otros humanos.

Sin embargo hay detalles que son irreemplazables, quizás parte del aprendizaje (el que aún sigo descifrando) tenga que ver no con buscar suplir sino con entender que a veces toca reconstruir, o reinventar . Pensar en nuevas formas.

Pero al final de cualquier análisis que me proponga abordar, la conclusión es terminante, hay algunas cosas que sólo podré lograrlas, sentirlas y experimentarlas…. poniéndole el cuerpo. Para conseguir ciertas satisfacciones aún no se ha inventado nada que reemplace por ejemplo la caricia de alguien.

Una de la matrices que mueve este comunidad son los viajes, movernos corriendo o disfrutando del placer de descubrir nuevos mundos dentro del universo que compartimos. Esas excusas que nos permiten ir detrás de nuevas historias, aquello que despierta en nosotros la posibilidad de salir de un contexto conocido para ir al encuentro de algo nuevo, que nos arrastra fuera de la cotidianidad que elegimos a jugar un rato a ser distintos.

Que lejos me quedaron esos días en los que había una fecha prevista que me marcaba el calendario y me imponía un desplazamiento. Por momento pienso en cómo será esa vuelta, se me ocurre situaciones complejas, y otras tantas lejana, intensas, pero cada vez más necesaria, de solo pensarlas me invade la adrenalina.

Hay dos cosas que me enseñan más que cualquier otra cosa, y sobre todo en este tiempo: leer y viajar, con todo lo que eso implica en el mundo real o imaginario que atraviesa mi cabeza mientras me sucedo en ellas. Creo que ambas se retroalimentan, como un corredor lo hace en sus recorridos … cuando va y viene buceando en su cabeza, igual que cuando te tiras al mar y te dejas llevar sabiendo que el regreso a la costa traerá más claridad.

Si algo aprendí en estos días infinitos, es que esas dos costumbres que atesoro en mi vida siempre me salvan, incluso en situaciones como las que estamos pasando, porque los viajes anidan en mis recuerdos y me dan esperanzas, cada lugar al que fui en algún momento de estos días habitó en mí y me dio calma.

Porque leer me hizo salir del encierro y me transporto a otros lugares, me conecto con la imaginación y activó aún más mis deseos de seguir buscando cuando todo esto pase, más experiencias y más retos.



Se que lo que me pase a mi les pasa a Uds., porque correr es un teletransportador al que se suben cada vez que se calzan las zapatillas y salen al mundo a viajar por él, transformado la materia en energía, como cuando yo viajo o leo. Si corriera seguro sumaria el running a la lista, quizás después de este tiempo lo haga y practique más imprescindibles en mi vida.

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