Eliud Kipchoge, se trazó un desafío personal que engloba un reto que identifica al mundo running, por lo que representaría batir el récord y bajar a menos de dos horas el tiempo en una maratón.
Estamos cada vez más cera de la fecha autoimpuesta por el propio keniata, el 12 de octubre es el día elegido para develar, si es capaz de conseguir el número esperado, la locación elegida es la ciudad de Viena. Aunque la idea inicial era Londres, la organización ha elegido larga recta de 4,3km en el parque del Prater austriaco en un circuito de 9,6km.
El proyecto personal denominado RETO INEOS 1:59 presentará un recorrido dispuesto para batir este desafío acompañado de un grupo de liebres que se irán turnando durante la carrera para llevarle al ritmo adecuado. La identidad de los corredores ya fueron reveladas; Henrik Ingebrigtsen, Filip Ingebrigtsen, Jakob Ingebrigtsen, Bernard Lagat, Jack Rayner y Brett Robinson.
Por supuesto que Eliud esta acompañado por sponsors y organizaciones que sustentan y alienta al atleta, lo cierto es que todo el mundo espera que, después de dos años de su último intento, esta vez lo logre. “Estamos a tan sólo 25 segundos de conseguirlo. La esperanza es real, así que vamos a mantener el fuego vivo”.
Los pronósticos de la carrera son bastantes alentadores las referencia en cuanto a los avances y resultados de su entrenamiento, sumado a la trayectoria de este año, con su triunfo en la Maratón de Londres, su estado, su compromiso y nivel de concentración parece darle más credibilidad a una hazaña que todos los aficionados están seguros de que logrará en este segundo intento.
Su último intento en el 2017 propuesto por la marca Nike, clavo su cronometro en 2:00:25, parece ser un buen antecedente para sentirse optimistas en relación con los resultados este 12 de octubre.
El trazado está mejor diseñado, este recorrido dicen que proporcionar más herramientas para conseguir la meta. Entre las razones que la organización ha explicado para elegir Viena está un recorrido rápido y llano, una carretera recta, unas condiciones climáticas óptimas y regulares en octubre, el aire fresco de los árboles, la falta de tráfico y la anchura de la calle, la posibilidad de tener afición animando, al contrario de lo que ocurrió en el intento fallido de Monza en 2017, y la buena experiencia de Viena como una ciudad de maratones. De hecho, parte del circuito de la carrera comercial de la ciudad pasa por esa calle. La variación de la altitud es mínima, de 1,6 a 4 metros. Esta es la recta.
Seguramente estas últimas semanas el maratonista se debate entre mantener la calma y la ansiedad propia de quien se sabe protagonista de un evento que tendrá al mundo pendiente de él. Seguramente después de concluida la prueba su vida cambiara en uno u otro sentido. El keniata está, posiblemente, en ese límite de poder o no con el desafío que se le plantea.
Eso sí, cabe recordar que como en 2017, cualquier marca que realice el maratoniano no será válida para los récords mundiales. Las condiciones de la carrera impiden que así pueda ser, ya que en ningún caso cuenta con la homologación necesaria
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