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Foto del escritorValeria S Blanco

¿ Cómo entrenamos lo invisible ?

Actualizado: 2 sept 2021

Hace un par de semanas hablamos con Florencia Eidelsztein, psicóloga deportiva, con el objetivo de conocer un poco más sobre el mundo de las emociones, los pensamientos y cómo estos pueden impactar en nuestra vida deportiva.



Nos interesaba ahondar en un campo, quizás no tan explorado en el común de los corredores, intentando acercar una herramienta más de conocimiento y descubrimiento que nos aporte seguridad y mayor disfrute, aquí nuestra conversación con Florencia.


RTSM: ¿Por qué es importante la psicología en el campo del deporte?

Florencia: Porque todo lo que pensamos influye en cómo nos sentimos y acorde a esas sensaciones y sentimientos es que podemos ejecutar una acción, como por ejemplo correr. Es muy importante que como deportistas tengamos presente esa modalidad de funcionamiento humano: Pensar → Sentir → Actuar.


RTSM: ¿Cómo pensás que eso influye en atletas que practican el deporte como un hobbie?

Florencia: Todos/as los y las deportistas, sin importar edad, género o nivel de ejecución, están conformados de la misma manera. Por un lado, está lo que efectivamente observamos, los aspectos visibles que son: sus cualidades físicas, su técnica y su táctica. Por el otro, aquello que no es dado a simple vista: los aspectos invisibles que son, además, lo que determina lo visible (los pensamientos, las ideas, las emociones y los sentimientos). Es importante destacar que lo que no vemos condiciona las capacidades que sí vemos de los y las deportistas y es lo que llamamos habilidades mentales.


RTSM: ¿Qué son esas habilidades mentales?

Florencia: Seguro que todos/as conocen el término fortaleza mental. Es muy popular hoy en día y no sólo está restringido al campo deportivo. Este constructo teórico está compuesto por 5 variables, todas cruciales para el desarrollo y rendimiento deportivo.

Las nombramos para que sepan que la fortaleza mental no es una única “cosa”, una entidad. La idea es que puedan darse cuenta que todas las habilidades, las físicas, las técnicas, las tácticas y también las mentales se pueden entrenar, desarrollar, mejorar, incorporar y eliminar. La fortaleza mental está compuesta por: El autoconocieminto, la autoconfianza, la motivación, la atención y concentración y el control tanto de cogniciones (ideas y pensamientos) como de sentimientos.


RTSM: ¿Y qué se podría hacer para cuidar esa fortaleza mental, esas habilidades mentales?

Florencia: Es muy importante eso, tal cual vos lo mencionas: “cuidar las ideas” porque, recordemos que las ideas y pensamientos están en la base de todo. Son ellas las que nos harán sentir de determinada manera que puede potenciar o inhibir el rendimiento.

A mí me gusta dar herramientas que dividido para tres momentos del entrenamiento y la competencia deportiva.


RTSM: ¿Son para todos/as las mismas herramientas?

Florencia: Sí, en principio sí. Pero, ojo, no a todos/as les sirve la misma herramienta. No nos olvidemos que cada atleta es un mundo, en el sentido en que cada uno tiene un contexto distinto. Por contexto me refiero a: distinto origen, diversas costumbres, variados gustos… En definitiva, es todo distinto aunque sean, por ejemplo, atletas que practiquen la misma disciplina deportiva. Con lo cual, es importante que entrenemos estas habilidades mentales, las probemos en los entrenamientos y en las competencias para saber cuál funciona para quién.


RTSM: ¿Cuáles son esos momentos y esas herramientas que recomiendan usar?

Florencia: Dividimos la práctica y la competencia deportiva en tres instancias: Antes, durante y después. Para cada uno de esos momentos tenemos, desde la psicología deportiva, distintas herramientas para cuidar y mejorar nuestra fortaleza mental. Las pueden poner en práctica y ver cuál les sirve mejor. Antes de la práctica deportiva, tenemos ejercicios respecto al foco atencional. Pueden ser respecto a cómo conservarlo cuando nos distraemos. Esto funciona tanto por factores externos como público, clima extremo, etc. como por factores internos como los pensamientos negativos o las malas sensaciones. También tenemos ejercicios para cambiar ese foco atencional. Para, por ejemplo, cuando estamos sintiendo fatiga, cansancio o dolor y necesitamos continuar.


Otro ejercicio respecto del foco atencional es la búsqueda de señales pertinentes: esto nos sirve para tomar decisiones rápidas (en Trail running es clave). Las nombro simplemente para que sepan qué existen, que sirven y que se usan. Luego a quien le interese, puede acercarse a un/a profesional idóneo y le indicará cómo realizar estos ejercicios específicos.

Una herramienta súper interesante para él antes de la práctica y competencia, es la visualización. La idea es que te veas siendo el protagonista de la peli siendo tu mejor versión. Lo podés hacer, por ejemplo, con un mapa de la carrera que vas a realizar. Allí ubicamos, primero, el recorrido y todo lo que de él se pueda destacar. Por ejemplo, sabemos que el maratón de Buenos Aires parte de la cancha de River Plate en el barrio de Núñez.


La visualización para ese evento para un poco antes: debes verte con tu atuendo, llegando, entrando en calor, etc. Luego, por ejemplo, hay un puesto de hidratación a 5km, te ves pasando por ahí incluyendo cómo te vas a sentir, qué cansado/a vas a estar, los olores, qué vas a ver, etc. Sabemos que más o menos a 10 km pasamos por la Casa Rosada y ahí nuevamente ves cómo estarás. Y así con el resto de la carrera. Este ejercicio nos ayuda mucho a crear la posibilidad de que eso qué queremos, suceda.


Antes de las competencias y entrenamientos es muy pero muy importante establecer los objetivos. Este trazado tiene influencia directa en nuestra motivación e indirecta en nuestro rendimiento. Un objetivo muy difícil pero posible nos motiva a seguir entrenando cada día, cada sesión. Uno muy difícil pero imposible nos frustra al no poder alcanzarlo y no porque no somos buenos en el deporte que elegimos practicar, sino porque ese objetivo no se trazó correctamente acorde a nuestras capacidades. Por otro lado, un objetivo muy fácil no nos motiva, lo podemos incluso desatender por considerarlo hecho sin esfuerzo y que luego nos sorprenda en su dificultad. Para el trazado de objetivos es importante la dupla entrenador/a-atleta. El/la atleta debería plantear sus deseos, el/la entrenador/a podría ajustarlos a la realidad.


Es piola, además, el armado de rutinas o rituales. Tener un orden fijo para, por ejemplo, ordenar los elementos y salir de tu casa nos ayuda mucho para no divagar con las acciones. Tener una rutina nos prepara mentalmente para lo que va a venir ya que no todos los entrenamientos son iguales: los hay de fondo, de velocidad, días de doble turno, días de gimnasio, etc. Para todos esos entrenos los elementos que necesitamos pueden ser distintos pero lo que seguro es diferente es lo que necesitamos mentalmente para poder lograrlos. Yo, por ejemplo, antes de irme a dormir y como entreno muy temprano por la mañana, siempre dejo todo listo: zapas, calzas, top, remera, anteojos ¡hasta la taza, el saquito de té, agua en la pava eléctrica! Si no lo hago es mucho más fácil que me distraiga y perjudique mi entrenamiento. Es muy probable que al buscar la calza en el tender diga: “bueno, ya que estoy sacó todo lo seco” o que al buscar un par de medias en el cajón lo encuentre desordenado y quiera acomodar antes de salir a correr. Mucho peor los días que no tenemos tantas ganas, divagamos el doble hasta incluso, a veces, no terminamos entrenando.


RTSM: Y durante el ejercicio, ¿qué se puede hacer?

Florencia: Hay varias cuestiones a tener en cuenta: una es usar palabras clave que son palabras sueltas o frases muy cortas que vuelven tu concentración al accionar. Las tenemos de tipo motivacional (que nos sirven para momentos arduos, con dolor, con dificultades, perdiendo, con pensamientos negativos, etc.). Son las típicas “¡un kilómetro más!”, “dale que ya está”, etc. También están las instructivas que nos recuerdan algún movimiento técnico que generalmente queremos sostener o modificar. Estas son, por ejemplo: “zancada”, “rodillas arriba”, “talones a la cola”, etc. No vale tomar prestadas. Debemos recordar el contexto personal.


Durante, también, es importante no tener pensamiento crítico. Es decir, no evaluar lo que estamos haciendo en términos de malo o bueno, negativo o positivo. Ya vendrá el momento de evaluar pero ciertamente no es durante la práctica o competencia. Ahí nos conviene concentrarnos en cómo hacer el ejercicio sin juicios de valor, simplemente ajustarnos a lo que tenemos que hacer en ese entrenamiento o al plan de carrera. Pensar en tiempo presente también es una herramienta que nos orienta en el mismo sentido. No nos sirve de nada, por ejemplo, recordar el mismo evento que corrimos prepandemia y los tiempos que hicimos entonces, o lo bien que nos sentíamos. Tampoco es bueno pensar en que el año próximo, cuando corramos la misma carrera nos encontraremos mucho mejor. Es aquí y ahora lo que está sucediendo y es clave que allí esté tu foco de atención.


RTSM: Para finalizar, ¿qué recomendás hacer después de un entrenamiento y /o competencia?

Florencia: Ahora sí es el momento de evaluar. ¿Qué evaluamos? Tooooooodooooooo, absolutamente todo lo que podamos evaluar, lo incluimos. No en modo de autocrítica o autocastigo, eso no sirve de nada. La idea es realizar una evaluación lo más objetiva posible (es piola por eso hacerla con tu entrenador/a y/o con un psicólogo/a deportivo). Esta instancia tiene la función de evitarnos cometer los mismos errores una y otra vez porque eso es muy frustrante. La única forma que tenemos de corregir y mejorar es conocer. No puedo modificar aquello que no conozco. Con lo cual, esta evaluación es un momento de aprendizaje. ¿Qué queremos conocer? Primero, lo positivo: qué estuvo genial y queremos repetir. Eso que vamos a volver a hacer en el próximo entrenamiento y/o carrera. No importa que te haya ido, a tu criterio, pésimo en esa carrera. Algo positivo siempre se puede rescatar. Por ejemplo, las zapatillas. Corrí un Trail y no me hicieron ampollas. Listo, eso se remarca y se anota primero. Después vamos evaluar aquello que debemos consolidar. Es decir, lo que sí estuvo presente pero no de modo constante y es necesario que lo esté. Por ejemplo, pudimos respetar el plan hasta el kilómetro 30 y después no nos fue posible, o tuvimos un autodiálogo positivo la mayor parte de la carrera, pero hubo momentos en que fue negativo.


El paso siguiente es evaluar aquello qué debemos incorporar: habilidades físicas, técnicas, tácticas y mentales que sabemos necesitamos para afrontar próximos desafíos y no poseemos. Por último, vamos a hacer la evaluación de aquello que debemos eliminar: pensamientos negativos, ansiedad, no respetar el plan, no completar los entrenamientos, etc. Cuando más completa sea esta evaluación, más claro será el mapa de ruta sobre el cual debemos trabajar para los próximos desafíos.


Sin duda nuestros pensamientos y emociones pueden jugar a favor o en contra nuestra, como en todos los aspectos de la vida, nosotros podemos hacer la diferencia, dependiendo de cómo trabajamos y apliquemos las recomendaciones que aquí se abordaron.


Esperamos que puedan sumar estos recursos y herramientas, contactar con profesionales, como Florencia, que puedan asistirlos a estar mejor, a sacarle mayor partido a lo que hacen. Nos interesa seguir trabajando en estos temas que entendemos que aportan a la salud física y mental de nuestra comunidad.



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