Algo especial sucede cuándo estamos transitando la naturaleza, cuándo somos parte de ella, cuándo sentimos que nos rodea y que su silencio nos hablas.
Lo mágico de lo que ahí acontece, tiene mucho que ver con lo dispuestos que estemos a percibir, y la manera en que dispongamos nuestros sentidos para capturar cada detalle de lo que estamos viviendo.
Eso que ocurre cuando conectamos perdidos en algún rincón del mundo y que nos ayuda a entenderlo todo, lo inmenso e inconmensurable, lo finito y fugaz, en ese instante sabemos que queremos y que necesitamos.
Las cosas se transforman en nítidas y tenemos claridad sobre lo que somos y también sobre los que nos rodea. La comprensión nos aborda de manera natural, el viaje se transforma en otra cosa porque nos lleva a otro lugar.
Todo sucede rápidamente dejándonos sin aliento, la clave está en regresar y saber que vamos a hacer con todo eso.
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